Me acomodé frente al poste de madera de varios metros, confiado que la espera valdría la pena, que lo vería. Estaba equipado para la ocasión.
Meses atrás distinguí en ese poste un pájaro carpintero que nunca había percibido. Aquí abundan los carpinteros comunes; yo que soy nulo para los sonidos, reconozco con facilidad el trinar de estas aves. Este espécimen era distinto, para mi una rareza, lo recuerdo todo negro con una enorme cresta de rojo intenso. No se si por la emoción, pero lo vi grande, el doble de la especie común. En un libro observé una ilustración de uno muy parecido pero con una franja blanca en la cabeza o cerca de la espalda. Soñaba fotografiarlo y confirmar que era el mismo.
De repente divisé la llegada de un carpintero común adulto y desde el hueco en el poste escuché el sonido característico de la especie, pero como apagado, sin el volumen acostumbrado; era el mismo nido de aquel de hace meses.
Continué apostado, atento y listo para el disparo de la cámara.
En minutos asomó la cabeza, no había duda que era un pichón. Continué paciente e hice muchas tomas. Algunas las hallo preciosas.
No logré el carpintero negro, a cambió disfruté de un espectáculo maravilloso de la naturaleza; con este par de imágenes comparto una mínima fracción de mi vivencia.
Meses atrás distinguí en ese poste un pájaro carpintero que nunca había percibido. Aquí abundan los carpinteros comunes; yo que soy nulo para los sonidos, reconozco con facilidad el trinar de estas aves. Este espécimen era distinto, para mi una rareza, lo recuerdo todo negro con una enorme cresta de rojo intenso. No se si por la emoción, pero lo vi grande, el doble de la especie común. En un libro observé una ilustración de uno muy parecido pero con una franja blanca en la cabeza o cerca de la espalda. Soñaba fotografiarlo y confirmar que era el mismo.
De repente divisé la llegada de un carpintero común adulto y desde el hueco en el poste escuché el sonido característico de la especie, pero como apagado, sin el volumen acostumbrado; era el mismo nido de aquel de hace meses.
Continué apostado, atento y listo para el disparo de la cámara.
En minutos asomó la cabeza, no había duda que era un pichón. Continué paciente e hice muchas tomas. Algunas las hallo preciosas.
No logré el carpintero negro, a cambió disfruté de un espectáculo maravilloso de la naturaleza; con este par de imágenes comparto una mínima fracción de mi vivencia.