A veces me pregunto: ¿por qué me gusta tanto el mar?
Como costeño es lógico que me guste pero no creo que sólo sea esa la única causa de este gusto. Hay algo más, algo que no logro explicarme; ese placer, esa paz especial y única, que disfruto cuando camino en la arena.
He llegado a pensar, y así lo siento, que el ritmo de las olas reverbera en mi pecho y mi corazón se pone a vibrar en la misma frecuencia del vaivén acompasado de las aguas, el movimiento repetitivo armonizado con mis latidos, y esa sensación placentera que me produce, se va transmitiendo desde mi corazón al resto del cuerpo y llega a mi cerebro, elevándome y transportándome fantasiosamente a un lugar especial donde me siento parte del mar, eso me hace disfrutar de una calmada alegría interna. Quizá sea parte de ese inmenso mar, como lo es un diminuto grano de la arena.
Como costeño es lógico que me guste pero no creo que sólo sea esa la única causa de este gusto. Hay algo más, algo que no logro explicarme; ese placer, esa paz especial y única, que disfruto cuando camino en la arena.
He llegado a pensar, y así lo siento, que el ritmo de las olas reverbera en mi pecho y mi corazón se pone a vibrar en la misma frecuencia del vaivén acompasado de las aguas, el movimiento repetitivo armonizado con mis latidos, y esa sensación placentera que me produce, se va transmitiendo desde mi corazón al resto del cuerpo y llega a mi cerebro, elevándome y transportándome fantasiosamente a un lugar especial donde me siento parte del mar, eso me hace disfrutar de una calmada alegría interna. Quizá sea parte de ese inmenso mar, como lo es un diminuto grano de la arena.
1 comentario:
Sencillamente divino. El mar, las la arena, el atardecer, ese aire puro que invade mis pulmones cuando camino sintiendo las olas golpear mis descalzos pies, no los puede explicar. Me fascina y me relaja como nada en este mundo.
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